En este blog creado en 2015 reunimos material de estudio referido a alfabetización de sordos, textos para nuestras prácticas de lectura y escritura (cuentos, poesías, artículos periodísticos), trabajos de alumnos del profesorado, imágenes relacionadas, etc.

sábado, 12 de febrero de 2022

LOPRETO - PEREYRA "LA QUERELLA DE LOS 'MÉTODOS' EN ALFABETIZACIÓN DE SORDOS"


FAHCE - JORNADAS ELSE 2018 - ABSTRACT
BILINGÜISMO DE SORDOS: LA QUERELLA DE LOS 'MÉTODOS' EN ALFABETIZACIÓN DE SORDOS
LOPRETO Gladys, PEREYRA Carolina
ISFDyT N° 9 de La Plata
Abstract 
Las sociedades humanas han desarrollado lenguas llamadas orales, ya que, como sabemos, la deriva del lenguaje verbal o de las lenguas ‘normales’ fue hacia la oralidad, si bien con posterioridad la mayoría de esas sociedades generaron o asimilaron la escritura. De ahí que reconocemos en el lenguaje verbal dos registros o sistemas de representación: oralidad y escritura, distintos pero vinculados entre sí, a tal punto que muchos sistemas de escritura tienen una base fonética. Dentro de esa hegemonía de la oralidad, la primera minoría en las sociedades actuales la constituyen los sordos (Rey 2013), quienes de ese modo son necesariamente bilingües, lo cual implica el reconocimiento, desde 1964, de las LLSS, visoespaciales y gestuales, como lenguas. En nuestra sociedad, su bilingüismo implica la competencia en dos lenguas: LSA y Español escrito. Este último rasgo es lógicamente necesario, dado que poseen competencia visual pero no auditiva. Resulta necesario también para una vida social plena, que en la práctica no se da: lo comprobamos al constatar la presencia prácticamente nula de estudiantes sordos en las universidades. Ahora bien: ¿cómo aprende a leer y escribir el sordo? Dado que la mayoría de los métodos al uso parten de la oralidad e incluso requieren de ‘una buena pronunciación’ (Braslavsky 1992), el paso por la escuela consiste en un recuerdo torturante para el sujeto sordo y favorece su involución (Báez 2012). Basar la alfabetización en la oralidad implica ubicarse en el monolingüismo. Alfabetizar al sordo requiere de una actualización del concepto de fonema, para pasar de un sistema visual a otro sistema visual, lo cual es posible en las propuestas que parten del texto, como la psicogénesis de la lectoescritura, que resulta lo más adecuado en situaciones de bilingüismo (Báez 2008, Ferreiro 1995).




Artículo
Introducción
Integramos un equipo de formación docente para la educación de sordos a niveles inicial y primario, dentro del cual nuestro objetivo específico es la enseñanza de Español como Segunda Lengua, planteada en el modelo del Bilingüismo y que por lo tanto entendemos que corresponde su desarrollo en este espacio.
Nos interesa participar de estas Jornadas no porque éstas tengan como tema la discapacidad sino porque, para nuestra mirada y la de otros investigadores y educadores actualizados, así como para la orientación institucional, la problemática de la educación y socialización del sordo tiene su enfoque más adecuado dentro del planteo del Bilingüismo y de su aplicación a la enseñanza de lenguas segundas o extranjeras (ELSE). Esto es tan así porque el sordo o Sordo es un sujeto necesariamente bilingüe, ya que su lengua natural, pese a resistencias individuales o institucionales, es una LS (los hechos así lo confirman), pero al vivir en el seno de una comunidad en la que normalmente la lengua es otra puesto que es una lengua oral, en la poca o mucha interacción que tenga con la sociedad mayoritaria resulta inmerso en esa otra lengua, que le resulta necesaria para interactuar.
Esta ponencia resulta así un esclarecimiento para nosotros mismos, como formadores de docentes, y para los estudiantes del profesorado, razón por la cual retomaremos en esta instancia ciertos fundamentos básicos que consideramos necesario traer acá. El lenguaje humano, como se sabe, derivó hacia la oralidad, lo que dio como resultado que las lenguas normalmente sean orales. El español, lo mismo que el inglés, el chino, el quechua, etc., son llamadas lenguas orales y ese es el primer rasgo que la ciencia lingüística reconoció en principio para ‘la lengua’: su naturaleza oral-auditiva. Es tan así que, si bien en la actualidad la mayoría de las sociedades tienen, a la par, un sistema de escritura, pese a ello las respectivas lenguas siguen siendo llamadas “orales”. Este es el rasgo que permitió afirmar la universalidad del lenguaje, principio básico de la igualdad de derechos, que sin embargo dejó afuera durante mucho tiempo a un sector importante de la sociedad: los sordos (según Rey 2013, numéricamente constituyen la 1ra. minoría).
Pues bien: la lengua natural del sujeto sordo, su lengua primera o L1, es una lengua visoespacial o visogestual, en nuestro caso la LSA. Pero como está inmerso en nuestra sociedad, ve también a ´los otros’ en el acto de hablar español oral y además ve carteles, diarios, anuncios, etc., en español escrito, es un usuario asiduo de celulares  y otras TIC, de modo que conoce también nuestra lengua común no ya como lengua propia, natural, sino como lengua 2da. o L2. Por eso es que, cuando no se excluye totalmente o es excluido por la fuerza, decimos que necesariamente es un sujeto bilingüe.
Ahora bien: como sabemos, en la larga historia de la humanidad la ciencia lingüística reconoció hace apenas poco más de 50 años que las LLSS son lenguas. Eso trajo como primera consecuencia a favor de los sordos el que no se les pudiera prohibir el lenguaje signante ni exigierles la oralidad de la lengua mayoritaria. Si bien puede considerarse, desde un enfoque superficial, que esa carencia perjudica o impide su participación o integración a la sociedad mayor, como muy a menudo se piensa, este tema resulta de una complejidad solo abordable en un análisis más profundo que por el momento no haremos; en cambio sus competencias naturales no les deberían impedir apropiarse de la lectura y escritura, cuyo conocimiento resulta fundamental para participar del mundo en que vivimos (Ong, Anderson, entre otros).
Para referirnos a la importancia de la escritura en el caso del sujeto sordo traemos acá la frase de la escritora y periodista sorda Verónica Sukaczer: es la lectura la que les abre el mundo a las personas que no escuchan. Entendemos que es así porque en principio sus competencias naturales le permiten apropiarse de la lectura y la escritura, y porque ello le significa al mismo tiempo aprender Español como L2, además de otras segundas lenguas necesarias en la actualidad.
Nos toca a nosotros, por el momento, resolver el cómo alfabetizamos, o mejor dicho, cómo la escuela y el docente deben asumir el proceso de alfabetización, ya que en éste el alumno cumple un papel activo en el aprendizaje, a la par de la enseñanza del docente (es tan activo el papel del alumno que muchas veces le es necesario al docente saber más bien qué es lo que no debe hacer). Y como hay propuestas disímiles, el título de nuestra ponencia parafrasea el conocido trabajo sobre “métodos” de alfabetización (para niños oyentes) de B. Braslavsky, que fuera docente destacada de esta casa, publicado en 1962 (muy anterior a los trabajos de Ferreiro de los ‘80). Ese texto, que ya desde el título hace pensar en discusiones sobre la eficiencia o no de determinados métodos pensados para enseñar a leer y escribir a niños ‘normales’, justifica que en el caso de los chicos sordos el desacuerdo sea aún mayor, como lo comprobamos a diario en la realidad educativa. Nuestro objetivo, en el presente trabajo, no es dar el método sino aclarar para la cátedra algunas cuestiones fundamentales, a partir de las cuales el docente, al frente del aula, seleccionará sus propias estrategias. 

Enseñanza de Español como L2 = alfabetizar.
A partir del concepto, refrendado por el estructuralismo y que coincide con concepciones pre-científicas, de que las lenguas tienen como primer rasgo su naturaleza oral-auditiva (Saussure, Hockett, Akmajian, otros), tradicionalmente se consideró que el sordo es (o debía ser), naturalmente, hablante monolingüe de la lengua mayoritaria de la comunidad a la que pertenecía, tal como lo es el hablante-oyente. De ahí que, en su caso, los proyectos de alfabetización intentaran repetir el orden que se cumple en el oyente, a saber­:
1. Oralización, es decir, que el sordo aprenda a ‘escuchar’ y luego a hablar la lengua de la sociedad en que vive. Obviamente, la pregunta es si ese puede aprender a escuchar o si se trata de una competencia genética, que en su defecto puede, aunque no siempre, remplazarse mediante algún artefacto. Es verdad que en todos los casos debemos aprender a escuchar fonemas, pero este aprendizaje se basa siempre en una competencia auditiva previa, con la que algunos no cuentan.
2. Lectura y escritura de esa lengua que hablamos y escuchamos (obviando que lo que aprendimos es la oralidad). Como sabemos, son los objetivos básicos de la enseñanza escolar.
Esta propuesta  se ubica, implícitamente, en un modelo monolingüe: el de la lengua mayoritaria. No por eso es cuestionada sino por los resultados observados en el caso de los sordos, sobre todo como sucede en la escuela pública (este detalle es importante): casi siempre el fracaso, cuando no el franco rechazo del niño sordo a la escritura, como atestiguan algunos proyectos; en el mejor de los casos logros tardíos, retraso educativo, además de la imposibilidad de acceso a niveles superiores de educación, tal como se lo puede verificar en muchos países de Latinoamérica y de Europa.
Para analizar esta situación nos parece adecuado basarnos en el planteo que hace E. Ferreiro (1991) cuando cuestiona que las propuestas alfabetizadoras hayan tomado casi siempre en cuenta solo dos factores: el docente, usuario de métodos, y el niño, su grado de desarrollo intelectual, señalando la necesidad de agregar un tercer elemento: el lenguaje, con lo que afirma desde entonces el papel importante que tienen en este proceso, que es interdisciplinario, los estudios lingüísticos.
Miraremos más detenidamente en nuestro caso los tres elementos de ese triángulo educativo en el caso del alumno sordo:
-En primer lugar, el niño aprendiente (hablamos aquí del niño porque nos referimos sobre todo al nivel escolar, pero como observa Ferreiro, lo que decimos es válido también para la enseñanza de adultos, con estrategias adecuadas para cada caso). En otros trabajos presentados en jornadas anteriores hemos hablado de las posibilidades del niño sordo según el entorno familiar, los saberes previos, etc., y también según las características particulares de cada uno. 
Veamos cómo nos lo presenta la investigadora:

Estos niños, que no hablan porque no pueden oír, interrogan al mundo con su fina percepción, su mirada y su tacto. Todo lo investigan y muestran un sentido de orientación y de ubicación en el espacio físico no común en niños oyentes de la misma edad. (Rey 2013, 22).

Esta imagen de los niños sordos no coincide con lo que a menudo escuchamos, por el contrario, suele oírse con respecto a ellos opiniones como ‘hablan como los indios’, son vagos, se aburren, son zafados, o algo más sofisticado como ‘no tienen pensamiento abstracto’, etc. Omitimos algunas frases decididamente ominosas que hemos oído últimamente. Estos conceptos se vuelven muchas veces profecías autocumplidas y transforman el paso por la escuela en el recuerdo de una frustración (Báez 2015).
Reconocido su tipo de competencia, de la que se sigue el pertenecer a un grupo cultural con características propias y diferentes a la mayoría (Rey 2013), está ya ampliamente demostrada la importancia de las LLSS para su desarrollo cognitivo e incluso para el aprendizaje de L2. La escuela, mediante el docente-oyente y/o el docente sordo y la interacción entre pares tiene como objetivo la práctica de LS estándar, en nuestro caso la LSA.
-En segundo lugar el docente, desde el punto de vista actitudinal necesita en principio cuestionar y desnaturalizar aquellas actitudes decididamente discriminatorias a que nos referimos arriba, y asumir el desafío. De hecho, esa es la posición de nuestros estudiantes.  Luego, planteado el proyecto dentro del modelo del bilingüismo, el docente tiene que ser bilingüe, concretamente competente en LSA y en Español: la primera se le presenta como insoslayable y nuestra experiencia es que acapara la atención de los estudiantes de profesorado, al reconocérsele -además de su rol comunicativo- el nivel de ‘lengua de instrucción’; en cambio, en Español, que sería donde el docente debería ser el experto, notamos una deficiencia generalizada en lo que hace al conocimiento metalingüístico (gramática, gramática textual, discurso), contenidos que sin embargo consideramos imprescindible en su formación, no solo por ser ‘el experto’ sino por la necesidad que tiene de conocer satisfactoriamente lo que constituye el objetivo de su enseñanza.
-Finalmente el lenguaje: es el tema clave. Si aplicamos a la educación el esquema de R. Jakobson, en el caso de los sordos el factor que los diferencia en ELSE lo constituye el contacto o canal. Nuestra lengua es oral/auditiva y también escrita, frente a la LS que es visoespacial y visogestual y que, hasta el momento, carece de escritura; en la primera predomina el tiempo, en la segunda, el espacio. De todos modos, si tenemos en cuenta que la dimensión es una: espacio/tiempo, y que ambas comparten el canal visual, las distancias se achican.
Claro que esto es posible solo si se reconoce a la LS como lengua/je. Un hito fundamental se produjo cuando el lingüista norteamericano Stockoe describió sus rasgos y la definió como tal: esto ocurrió recién en 1964 y tuvo consecuencias importantísimas: en primer lugar, su reconocimiento como lengua natural del sordo, luego sus derechos a practicarla como hablante y a que se constituyera a la vez en lengua de instrucción.
Este cambio favoreció la posibilidad de comunicación entre pares, intrafamiliares, el combatir situaciones discriminatorias, etc. De todos modos y por razones sobre todo coyunturales las LLSS no resultan hasta ahora adecuadas para niveles educativos superiores, así como tampoco para la integración –sobre todo a niveles laborales y profesionales- del sordo a la comunidad mayoritaria. De ahí la necesidad del conocimiento y práctica de la lengua oral de la sociedad en que el sordo vive, que será para el mismo una Segunda Lengua. Esta  situación, desde un planteo cognitivista, es la que lo convierte en un sujeto necesariamente bilingüe.
La conjunción de los tres elementos de la educación señalados por Ferreiro debe entonces especificarse: se deben tener en cuenta las competencias visoespaciales del aprendiente, para lo cual el docente debe ser competente en la lengua del mismo –esto es la LS- que le permitirá comunicarse con el niño (lo mismo para los padres y personas relacionadas) y enseñarle a su vez la lengua oral mayoritaria, que tiene, como sabemos, dos registros, sistemas o tecnologías (según tomemos las denominaciones que les otorgan Halliday, Ferreiro o W. Ong), tradicionalmente mencionados como oralidad y escritura.
La distinción entre estos dos sistemas resulta crucial para el docente, que sin embargo no la tiene clara. Es así: la escuela para sordos actualmente se propone enseñar Español, una lengua oral, pero no en la oralidad sino en la escritura, por las razones ya expuestas y por la necesidad de conocer los textos de circulación social. A su vez es común que el sordo aprenda a leer por su cuenta mediante el uso de celulares y de Internet, que constituye un registro intermedio o sui generis, bastante aleatorio. A su vez, el término escritura resulta confuso porque suele omitirse un aspecto muy importante: la lectura, práctica imprescindible en los estudios superiores. Para Vigotsky y para la cátedra el comienzo está en la lectura. Por eso, enseñar L2 al sordo es enseñarle a leer, a partir de lo cual puede incluso aprender a leer otras lenguas orales.
Cómo es el proceso: Vemos que el niño común aprende a hablar tempranamente en el medio familiar, luego el adulto suele leerle en voz alta textos escritos, más tarde se le enseña a leer y escribir eso que habla o que oyó: el pasaje de uno a otro registro se justifica. De ahí derivan luego diversas propuestas, siendo de las más actualizadas las de partir del texto, el todo, hacia elementos mínimos; en otras palabras, de niveles cognitivos altos (comprensión, interpretación) a niveles bajos (palabras, letras), por lo cual se las conoce como procesos descendentes. Claro que esta propuesta supone casi siempre disponer de textos o al menos de los famosos portadores de texto. Por eso tal vez las estrategias más a mano, las más practicadas o aceptadas entre nosotros son las que siguen el proceso inverso, es decir, tienen como punto de partida el registro de los sonidos aislados, luego combinados (de ahí su caracterización como procesos ascendentes). Este tipo de método parece natural en escrituras como la nuestra, de base fonética. De ahí la enorme difusión de métodos como el llamado ‘de la palabra generadora’, que fue el usado por P. Freire y el que propugna Braslavsky en La querella… de 1962.
Como se sabe, este último método fue fuertemente cuestionado por Ferreiro a partir de los ’80, proponiendo en cambio un aprendizaje apoyado en los procesos cognitivos naturales en el niño. De todos modos, no necesitamos hacernos cargo de estos cuestionamientos porque, para nuestro caso, cobra importancia otro hecho: los defensores de los métodos ascendentes, que siguen la secuencia letra – sílaba – palabra - ´párrafo, etc., ponen como condición importante que el alumno tenga una pronunciación correcta. Es más, tanto Braslavsky como Salotti y otros representantes del método, así como muchos padres y docentes, consideran a ésta una condición excluyente.
No es necesario decir que esta condición es lo que hace al método totalmente inadecuado para los sordos, ya que, en principio, se les reconoce su derecho al lenguaje signante, a la no-oralidad, y luego la mayoría de los sordos que, obligados o por decisión propia, fueron oralizados, no pueden cumplir con la condición de pronunciar ‘correctamente’. En situación parecida están los chicos inmigrantes o de clases sociales subalternas, en quienes notamos por ejemplo que, habitualmente, aprenden a pronunciar en forma ‘correcta’ después de aprender a leer y escribir.
Por ello coincidimos con Ferreiro en la inadecuación de los métodos ascendentes en el aula bilingüe y la conveniencia en cambio de las propuestas que se inician en el texto, las cuales responden a un enfoque comunicativo, por un lado, y por otro requieren de las competencias que ya trae el aprendiente, es decir, valoriza sus saberes previos. La propuesta que se basa en las investigaciones de Ferreiro, conocida como propuesta constructivista o de la psicogénesis de la lectoescritura, es la asumida en proyectos que han arrojado buenos resultados de aprendizajes en niños sordos, como el ‘proyecto puente’ del maestro venezolano C. Sánchez o, entre nosotros, el dirigido por la lingüista M. Báez (Rosario 2008).
Ambos, como otros grupos de Chile, Uruguay, Brasil, se ubican en el modelo del bilingüismo de sordos. Hay quienes en cambio argumentan que se trata de un modelo que no se llevó a la práctica y, sobre todo, que no ha sido comprobada su factibilidad. No es así, se ha publicado una investigación muy seria llevada a cabo en Suecia, que realiza el seguimiento de un grupo de estudiantes durante diez años, -lo cual comprende nivel primario y secundario- y da los mejores resultados para este modelo. Básicamente, el proceso consistió en usar exclusivamente como herramientas comunicativas la lengua mayoritaria escrita (lectura y escritura), en textos adecuados, y LS. El resultado fue que los chicos sordos educados en este modelo, con respecto a otros grupos de sordos, no solo aprendieron a leer sino que además desarrollaron capacidades autónomas en el uso del lenguaje, referidas a reformulaciones, comprensión, interpretación, reconocimiento de palabras claves, el uso de sinónimos más adecuados (lo que implica no quedarse pegado a la palabra del texto), actitudes críticas, etc. El logro del objetivo al que apuntaban se resume en la conclusión final: demostraron un nivel de comprensión del sueco escrito que correspondía a la edad (este es el punto clave) y que, lógicamente, los convertía en aptos para seguir estudios superiores, nivel donde la lectura es indispensable. (Svartholm 1998) Aclaremos: lograr el desarrollo que se piensa correspondiente a una edad no es poco: muchos de los estudios realizados sobre sordos hablan de que terminan la escuela primaria a un nivel de 4° grado, de un aprendizaje deficitario, memorista, etc. (Valmaceda 2005).
Pese a ello y seguramente a causa de su mayor factibilidad y de la precariedad que prevalece en la escuela pública y en la formación docente, muchos docentes acuden todavía a la asociación sonido-letra en el aprendizaje de lectura de los sordos, tal como es viable, aunque tampoco aconsejable, en el caso del oyente. Sin duda este proceso obliga, a quienes están impedidos de oír, a recorrer un camino tortuoso que redunda en el retardo del aprendizaje y en su incorporarlo como una experiencia negativa y frustrante, favorecedora por lo tanto  de un analfabetismo o de un nivel de práctica de lectura que no los capacita para los estudios superiores.

El sordo está capacitado para aprender a leer y escribir.
Braslavsky señala dos condiciones necesarias para iniciar la alfabetización: tener determinado bagaje de lenguaje y tener determinado nivel intelectual. En el caso del niño sordo, para ambas condiciones  es imprescindible previamente la práctica de la LS, mediante la cual puede incorporar conocimientos, experiencias, entre ellas la experiencia fundamental de comunicarse, jugar, relacionarse, etc. Está totalmente demostrado que, a mejor conocimiento y práctica de la LS corresponde un más rápido y mejor aprendizaje del español escrito.
Las condiciones señaladas antes implican además un concepto que se escucha hoy sobre el tema: la conciencia fonológica. Tiene que ver con la elaboración del concepto de fonema y sus posibles combinaciones para formar morfemas. El sonido es un continuo sonoro, el aprendizaje nos permite reconocer en ese continuo las unidades discretas que llamamos fonemas. Nos preguntamos si esto se da en el sordo, si puede distinguir fonemas, lo que nos lleva a otra pregunta: ¿qué es un fonema?
Para entenderlo haremos un poco de historia. Un sabio chileno, el biólogo Humberto Maturana, define al ser humano como un ser de lenguaje, lo que en otras palabras significa que la especie desarrolló la capacidad de simbolizar y comunicar y, además, de reflexionar sobre esa capacidad. Es por eso que ambos: seres humanos y lenguajes, existimos juntos desde hace casi dos millones de años. Pero, estudiando cómo eran nuestros antepasados, se sabe que la lengua oral tiene una antigüedad de 300.000 años, que los primeros vestigios de escritura -los criptogramas, una especie de escritura basada en el gesto- se remontan a 32.000 años, y que la escritura propiamente dicha en cambio tiene una antigüedad aproximada tan solo de 4.000 años.
Hace menos de 300 años que apareció el primer diccionario de español, para el que se tuvo en cuenta el vocabulario de literatos y escritores y no el del pueblo, que mayormente era analfabeto. Se consideraba que La Lengua verdadera, correcta, era la lengua escrita, la de los 'cultos'. Pero a fines del siglo XIX y principios del XX, Saussure revoluciona la cultura al afirmar que la lengua es oral. Al mismo tiempo echa las bases de la ciencia lingüística que, como una primera consecuencia, desestima la escritura y la literatura.
Es al estudiar la lengua oral cuando se descubre y define el fonema como una unidad mínima, sonora, sin significado en sí misma pero que funciona para diferenciar significados, es decir, cumple una función contrastiva. Al aprender a reconocer fonemas vamos formando nuestra ‘conciencia fonológica’, que es lo que nos permite distinguir unidades discretas en el continuo sonoro, al que ya no sentimos como un continuo sino como una secuencia de fonemas. 
Saussure define la lengua como sistema de signos lingüísticos. En otras palabras y sin pretender agotar el tema, podemos decir que ese tipo específico de lenguaje que llamamos lengua articula nuestro conocimiento del mundo (significado) con un soporte físico que lo hace perceptible y comunicable (significante).
Pero Saussure hace dos aclaraciones muy importantes para nosotros: la primera, que el significante no es de naturaleza física sino mental. Y la segunda aclaración, más importante que la anterior, es que Saussure mismo dijo en sus clases de c. 1900 que el significante no siempre consiste en sonido sino que puede ser de otro tipo (es decir, visual, táctil, etc.). Si se hubiera atendido a este concepto, ya para entonces se hubieran reconocido como lenguas a las LLSS. De este modo el concepto de fonema, pese a que por su raíz fono está vinculado a 'sonido', adquiere un sentido más abstracto de "unidad mínima distintiva" o "conjunto de rasgos distintivos", ya no necesariamente sonoros. De ahí que pueda aplicarse al conjunto de rasgos distintivos visoespaciales que componen la seña, tal como lo proponen Massone y Rey (2013, 69-70) cita:

El descubrimiento de las lenguas de señas por parte de los lingüistas en la década de 1960 redefinió ciertos conceptos lingüísticos restringidos a las lenguas orales […] Los rasgos fonológicos de la LSA corresponden a las distintas variaciones de segmentos de movimiento y/o detención, configuración manual, ubicación, orientación, dirección y rasgos no-manuales. Estos elementos carecen de significado en su forma aislada, cuando se articulan se construye la estructura fonológica y morfológica propia de las señas, de modo que la permuta de uno de ellos ocasiona modificaciones en el plano del significado (Rey 2013, 69-70). 
Los 'segmentos' de que se habla allí  son las unidades mínimas discretas correspondientes al nivel o polo fonológico de las LLSS. Por su funcionalidad, las autoras  proponen llamarlos también fonemas, para lo cual, reconocerles el rasgo ‘distintivo’ es fundamental. Lo comprobamos también en el hecho de que, en la escritura de lenguas orales como la nuestra, vemos que la lista de fonemas (de soporte auditivo) guarda relación con la lista de grafemas (soporte visual) y no con los fonos o alófonos (nivel fonético). (Ver cuadro en García Jurado y Arenas 2005). Es decir, la lista de grafemas se basa también en una función distintiva.
A diferencia de la nuestra, las LLSS hasta hoy no tienen escritura, de modo que, para los Sordos y por el momento, aprender a leer y escribir significa aprender al mismo tiempo 'la lengua de los oyentes'. Pues bien, en el texto de Rey leemos que los sordos que usan la LSA aprenden mejor y más rápidamente a leer y escribir la lengua de los oyentes, y esto es así seguramente porque la práctica comunicativa en su lengua natural o primera, la LSA, les ha permitido el desarrollo de esa conciencia fonológica necesaria a la lectoescritura. En otras palabras, aprendieron que el mecanismo de recibir y emitir mensajes está en combinar fonemas (representados por algún tipo de soporte detectable a los sentidos, en el caso de los sordos el sentido visual). El estar rodeados de textos escritos (textos ‘de veras’), el entorno de lectura, la interacción con distintos tipos de textos, la necesidad y el deseo de comunicarse, todo eso y mucho más son factores que llevan al proceso de aprender a leer y escribir.
Mencionaremos de paso algo que no ha sido todavía tenido en cuenta: hemos hablado de las propuestas alfabetizadoras más conocidas en nuestro medio, esto es, el método de la palabra generadora (método ascendente), y la propuesta ‘constructivista’ (descendente). Existió otro método, muy cuestionado seguramente por su impronta conductista pero que había sido pensado para alfabetizar a sordos: el llamado método global o Decroly (por el nombre del autor), que recordamos acá porque se basaba solo en el reconocimiento de los rasgos gráficos en su función distintiva y no en el sonido (coincide en ese aspecto con el concepto amplio de fonema).
Y una vez más vemos que el arte es anticipatorio: la poesía que el poeta brasileño Thiago de Melo dedicó al gran educador y alfabetizador Paulo Freire, allá por los 60, llamada justamente “Fonemas de alegría”, designa con ese nombre, no a los clásicos fonemas de naturaleza auditiva, como hemos aprendido, sino a los grafemas de la lectura y la escritura y a la alegría de aprender a leer y escribir:

...cancâo de rebeldía
cancâo de amor geral que eu vi crescer
nos olhos do homem que aprendeu a ler

Por esa razón lo pusimos como título del blog que hicimos para el profesorado de sordos. En la confusión generalizada -contra la cual luchamos tanto profesores y lingüistas- entre letra y fonema, está la clave de la interpretación del poema y tal vez del aprendizaje de lectura de los sordos.

La Plata, 2018

BIBLIOGRAFÍA:
BÁEZ (2015) “Las TIC: oportunidades para la alfabetización de jóvenes y adultos sordos” http://fonemasdealegria.blogspot.com/2015/07/monica-baez-las-tic-oportunidades-para.html#more
BÁEZ (2010) “experiencia de taller de español escrito para jóvenes sordos”
http://fonemasdealegria.blogspot.com/search/label/Autores%3A%20B%C3%81EZ
BÁEZ (2008) Proyecto de alfabetización de Sordos. http//www.sitiodesordos.com.ar/c_skliar_1.htm
Braslavsky (1992) La querella de los métodos en la enseñanza de la lectura. Buenos Aires, Kapelusz
 (1ra. edición 1962)
Ferreiro (1991) Proceso de alfabetización. La alfabetización en proceso. Buenos Aires, Eudeba
Ferreiro (1995) “El bilingüismo, una visión positiva”. En Seminario sobre políticas lingüísticas en México. UNAM, Centro de Investigaciones Interdisciplinarias. (copia)
García Jurado y Arenas (2005) La fonética del español. Buenos Aires, UMSA.
Rey (2013), La Comunidad Sorda Argentina. Una mirada antropológica. La Plata, Ed. Al Margen.
SVARTHOLM (2015) “Evaluación de la propuesta bilingüe”. Orig. 1998, trad. G. Lopreto. http://fonemasdealegria.blogspot.com/search/label/Autores%3A%20SVARTHOLM
VALMACEDA (2005) “Las personas con deficiencia auditiva”. En: Verdugo Alonso, Personas con discapacidad, Ed. Siglo XXI de España.
 También SVARTHOLM en:
http://www.textosenlinea.com.ar/academicos/Svartholm%20Eval%20Biling%20-%20Estrategias%20de%20lectura%20de%20ni%C3%B1os%20sordos%20que%20recibieron%20educacion%20bilingue%20-%201998.pdf

domingo, 17 de enero de 2021

CONCEPTOS DE FONEMA, FONOLOGÍA, CONCIENCIA FONOLÓGICA EN LSA

 (Fuente: Wikipedia, actualizado 26/12/2020)

Aclaración: el concepto de 'conciencia fonológica' -que se considera necesario a la alfabetización y literación-, implica el reconocimiento de unidades mínimas contrastivas (sin significado), que llamamos fonemas. Los mismos, mediante distintos procesos de combinación, constituyen morfemas (unidades con significado), y luego unidades mayores como palabras, frases, estructuras sintácticas, etc. GL

"Fonología" de las lenguas de señas[editar]

El conjunto de unidades simbólicas mínimas o "fonemas" de la mayoría de lenguas de señas puede analizarse en términos de siete parámetros formativos básicos:

  1. Configuración. Forma que adquiere la mano para realizar un signo
  2. Orientación de la mano: palma hacia arriba, hacia abajo, hacia el signante.
  3. Lugar de articulación. Lugar del cuerpo donde se realiza el signo: boca, frente, pecho, hombro.
  4. Movimiento. Movimiento de las manos al realizar un signo: giratorio, recto, vaivén, quebrado.
  5. Punto de contacto. Parte de la mano dominante (derecha si eres diestro, izquierda si eres zurdo) que toca otra parte del cuerpo: yemas de los dedos, palma de la mano, dorso de los dedos.
  6. Plano. Es donde se realiza el signo, según la distancia que lo separa del cuerpo, siendo el Plano 1 en contacto con el cuerpo, y el Plano 4 el lugar más alejado (los brazos estirados hacia delante).
  7. Componente no manual. Es la información que se transmite a través del cuerpo: Expresión facial, componentes hablados (componentes orales) movimientos del tronco y hombros. (Como ejemplo; al expresar futuro nos inclinamos ligeramente hacia delante, y al expresar pasado, hacia atrás).

Esto es paralelo con los 5 o 6 parámetros generalmente necesarios para analizar la fonología de las lenguas orales, entre los cuales encontramos:

  1. Mecanismo de corriente, que indica cuál es el mecanismo de generación de la corriente de aire: pulmonar, eyectivo, inyectivo, ...
  2. Modo de articulación, que divide a los sonidos en oclusivos, fricativos, aproximantes o vocálicos.
  3. Punto de articulación, según cuales sean las dos partes del tracto vocal que están más cercanas en el momento de la articulación.
  4. Coarticulación, cuando un sonido presenta varias fases en el modo o en el punto de articulación a lo largo de su articulación.
  5. Sonoridad.

En el contexto de las lenguas de señas se ha acuñado el término queirología para referirse a la fonología gestual de estas lenguas.21

Sintaxis[editar]

Muchas lenguas de señas tienden a ser lenguas analíticas con poca morfología. Esto, sin embargo, puede ser más una consecuencia del origen histórico de las mismas que una característica necesaria o preferente de las lenguas de señas. En la mayoría de lenguas de señas, por ejemplo, los procesos morfológicos son más usados en los procesos de formación de palabras: derivación y composición y son evidentes en la estructura de buena parte del léxico.


Más información y Bibliografía en: https://es.wikipedia.org/wiki/Lengua_de_se%C3%B1as

martes, 15 de diciembre de 2020

NO ESTAMOS TAN MAL...

La única universidad para sordos que existe en el mundo, según la Wikipedia, es la Universidad Gallaudet (privada) en el estado de Washington (EUA), lo que hace suponer la existencia de escuelas primarias y secundarias también para sordos. Comparativamente, nosotros tenemos solo escuelas de nivel primario especiales para sordos, con un dato interesante: cada tanto alguno de nuestros gobiernos quiere cerrarlas, aduciendo que de ese modo se está a favor de la integración Por suerte no pasó del intento.

También en Brasil hubo un intento de cerrarlas: Kristina Svartholm le envió una carta al Ministro, publicada en el Blog, en defensa de las escuelas especiales, que tal vez haya servido para que no las cerraran.  

Copio información de la Wikipedia sobre la Universidad Gallaudet: Fue la primera escuela para la educación avanzada de sordos y personas con problemas de audición en el mundo y sigue siendo la única institución de educación superior en la que todos los programas y servicios están diseñados específicamente para alojar a estudiantes sordos y con problemas de audición.

Para los oyentes: Los estudiantes oyentes son admitidos en la escuela de posgrado y un pequeño número también son admitidos como estudiantes universitarios cada año.

Y otro dato muy interesante, que nos hace pensar que andamos por el buen camino: La Universidad Gallaudet es oficialmente bilingüe, con lenguaje de señas americano (ASL) e inglés escrito utilizado para la instrucción y por la comunidad. (como nosotros con el bilingüismo LSA EE).


viernes, 30 de octubre de 2020

FRASES DE ADRIANA PUIGGRÓS


 No solo es necesario sino también deseable que la educación sea imposible.


El malestar del educando es indispensable para hacer la educación imposible y, por tanto, la historia posible.


en: Volver a educar 

sábado, 1 de agosto de 2020

SOBRE 'FONEMAS DE ALEGRÍA'

La foto  está tomada de un pequeño libro ilustrado de menos de 9 cm de alto x 7 de ancho, una joyita que creía perdida pero que recuperé. Está escrito en inglés pero creo que todos entienden el título. Lo traigo aquí porque muchos de ustedes, al comentar el poema "Fonemas...", lo relacionan con la alegría del hombre al poder expresarse, comunicarse.
Eso es correcto, pero de todos modos para nuestro tema debemos hacer una aclaración: el concepto de comunicación es tan amplio como el concepto de lenguaje. Nos comunicamos mediante muchos tipos de lenguajes: gestos, miradas, colores, música, vestimenta, fotos, cuadros. Ese librito se refiere al 'lenguaje de las flores': por ejemplo encontramos en él que 'rosa roja' significa amor, pasión, mientras la rosa blanca significa pureza, amor espiritual. Algo parecido pueden encontrar en el famoso poema de Alfonsina Storni: "Tú me quieres blanca", donde además del lenguaje de los colores, señala el contraste entre la margarita y la azucena. El lenguaje de las flores es propio del período romántico (siglo XIX, principios del XX). 
Como les decía, si bien Thiago de Melo habla de la alegría de comunicarse, es más preciso: al hablar de fonema se refiere a la lengua, pero aún más específicamente, a la lectura y escritura. Porque si bien en las prácticas de alfabetización de PF se empezaba primero con el diálogo directo, oral, donde los desposeídos, los pobres en todos los sentidos, podían hablar y ser escuchados -es decir, 'tenían voz'- luego, a partir de que tomaran conciencia de los temas importantes para sus vidas, se les enseñaba a leer y escribir, lo que aumentaba exponencialmente su capacidad de comunicación.
Por eso, la poesía de Thiago de Melo la tenemos que vincular a la alegría del analfabeto cuando se siente capaz de leer y escribir. Si unimos esto a la frase de Sukaczer, en una entrada anterior, comprenderemos como este aprendizaje es tanto o más importante para el sujeto sordo.

sábado, 4 de julio de 2020

EL COLOR PÚRPURA (Spielberg 1985)

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Es una famosa película del cineasta norteamericano Steven Spielberg. La historia transcurre en el Sur de Estados Unidos, hacia mediados del siglo XX, y tiene que ver con dos temas muy importantes: la discriminación racial y la discriminación de género, que llega en esta historia al sometimiento brutal y a la violación. El personaje principal es Celia, una joven negra, mujer y analfabeta, quien, sometida por su padre y por su marido, en un contexto social de explotación laboral y de racismo, muestra una gran capacidad de resiliencia que le permite llevar a cabo un proceso de liberación para poder finalmente ser dueña de su vida. En ese proceso resulta fundamental su deseo de leer las cartas que le mandaría su hermanita menor, quien había logrado liberarse del entorno agobiante y opresor en que ambas vivían y es la que le da las primeras pautas de lectura. Pero además le deja un libro: Celia es una esclava pero tiene la compañía de un libro. Con ese libro, que adquiere por supuesto para ella un valor afectivo especial y que además la capacitará para poder comunicarse, aprende prácticamente sola a leer y con ello inicia el camino hacia su autonomía.  

miércoles, 1 de julio de 2020

RELACIONES DE ORDEN ENTRE SUJETO – VERBO – OBJETO (SVO)





  S V O  

S O V 

La mayoría de lenguas muestran una predilección por un solo orden de palabras. Los órdenes de palabras alternativos, en el caso de existir, se consideran marcados.
En el caso de oraciones del tipo Juan pinta la pared encontramos 3 elementos:


S (sujeto) - V (verbo) - O (objeto)


Repecto del orden, existen 6 posibiidades lógicas:



·        Sujeto Verbo Objeto (SVO)

·        Sujeto Objeto Verbo (SOV)

·        Verbo Sujeto Objeto (VSO)

·        Verbo Objeto Sujeto (VOS)

·        Objeto Sujeto Verbo (OSV)

·        Objeto Verbo Sujeto (OVS)



El orden más frecuente en las lenguas es: 

 s v o

Es el que encontramos en ESPAÑOL, INGLÉS , HEBREO, ITALIANO, ALEMÁN, CHINO, FRANCÉS, etc.

(pero fijarse que en nuestra lengua hay usos en que normalmente el orden es O V (S), si consideramos que el -sujeto está indicado en el verbo, en usos tan frecuentes a cualquier nivel de hablante, como: 

cualquier duda preguntáme



En 2do. orden de frecuencia tenemos:

 S O V

Este es propio del LATÍN, VASCO, JAPONÉS, PERSA, etc. y de la LSA.

Ahora bien: ese es el orden frecuente, el más común, en las lenguas mencionadas. Cuando se lo usa se dice que es un lenguaje no marcado
Pero en casi todas las lenguas (incluso en la LSA) se puede alterar ese orden cuando queremos enfatizar o remarcar una palabra: en ese caso decimos que se trata de lenguaje marcado. Ejemplo en español:

 Las baterías causan la mayor contaminación en el planeta. (S-V-O)

La mayor contaminación en el planeta la causan las baterías. (O-V-S)

La mayor contaminación en el planeta, las baterías la causan. (O-S-V)
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Agregamos:
En español, para el ejemplo dado, tenemos otras formas de enfatizar la idea de ‘contaminación’, como la voz pasiva, que no tiene O)La mayor contaminación en el planeta es causada por las baterías. (S-V-AGENTE).

Comparar también: Yo pinté una ventana. Juan, la casa pintó. (S-V-O , S-O-V) .
En todos los casos tiene un papel importante la entonación, lo que en la LSA corresponde a los RNM (rasgos no manuales)