Por Maria Victoria
Romero (Desde la redacción de APM)
Libros multilingües y acciones de escritores autóctonos buscan revalorizar la literatura.
Después de 500 años, el mundo
originario latinoamericano resiste; sobrevive a la discriminación, al odio y a
los ultrajes de su tierra y a las cosmovisiones que expresa su lengua.
Uno de los
peligros que enfrentan los pueblos originarios es la posible desaparición de su
lengua. Un ejemplo de ello es México, donde de las 364 variantes de lenguas
indígenas contabilizadas en el país, en las escuelas sólo se enseña el 10 por
ciento, y 50 están en riesgo de desaparecer.
A esa misma
conclusión se arribó durante la
VI Cumbre Social por la Unión Latinoamérica
y Caribeña, llevada adelante en agosto de este año. Allí el ministro consejero
de Venezuela ante la
Organización de las Naciones Unidas para la Educación , Ciencia y
Cultura (Unesco), Iván Ávila Belloso, sostuvo que las lenguas autóctonas y
originarias han sufrido en el mundo los efectos del desplazamiento debido a los
procesos continuos de colonización y evangelización.
“Más de 50 por
ciento de las 6 mil lenguas autóctonas existentes en el mundo corren el riesgo
de desaparecer”. Y agregó que el 96 por ciento de las lenguas del mundo sólo
son habladas por 4 por ciento de la población, lo que revela “un dominio de las
lenguas imperialistas que han invadido a los pueblos”. También advirtió que 90
por ciento de los idiomas del mundo no están representadas en Internet y que
cada dos semanas desaparece más de uno.
Ávila Belloso
explicó que una lengua está en peligro de extinción cuando los niños no son
enseñados en su lengua materna, lo que lleva a que se pierda esa generación y
el idioma va paulatinamente hacia un proceso de desaparición.
Ante esa
amenaza, en diversos puntos del continente se están encaminando una serie de
acciones destinadas a preservar la lengua y sus expresiones culturales, en
especial la literatura.
El Encuentro
Internacional de Escritores en Lenguas Indígenas en el marco de la Feria Internacional
del Libro (FIL) de Guadalajara, se llevó a cabo la semana pasada, como un
llamado a preservar las raíces autóctonas.
"Muchas
cosas ya no las podemos recuperar pero sí podemos pensar cómo hacerle para
cuidar lo que aún tenemos -explicó el escritor Jesús Manuel Palma Aguirre, de
Tarahumara- como nuestra música, nuestra palabra, nuestra forma de vestir,
nuestro pensamiento en el que todos somos iguales y no tenemos distinción.
Sabemos que somos diferentes en algunas cosas, pero aceptamos las cosas como
son”.
Por su parte,
Felicitas Julita López, dedicada a la traducción de cuentos de su pueblo, hizo
un llamado a preservar y cuidar la cultura indígena en el país. "Es muy
importante para nosotros los indígenas que se nos dé el valor y el respeto,
enseñarle a los niños a respetar, que no se burlen porque hemos vivido una
discriminación brutal y a causa de esa discriminación que hemos vivido nos da
vergüenza hablar nuestra lengua".
“Para quienes
aún persisten en negar nuestra validez cultural, los pueblos indígenas no
tenemos cultura, sino folclor; no tenemos arte sino artesanía; no tenemos
literatura, sino sólo mitos y leyendas orales” aseguran desde el Centro de
Documentación Mapuche “Ñuke Mapu” de Chile.
La entidad
entiende que ese criterio discriminatorio “niega el estatuto de literatura a
los relatos, canciones, poemas o fábulas indígenas y los nombran -por la
obligación de nombrarlos de alguna manera- como mitos y leyendas a pesar que a
nadie se le ocurriría llamar mito, pese a su evidente contenido mítico, a obras
literarias como las tragedias clásicas griegas, los poemas homéricos, árabes y
chinos ni a parte de la literatura moderna que se ha denominado "realismo
mágico" o "real maravilloso" (ejemplo Harry Poter). La
literatura puede ser oral o escrita. La literatura oral, étnica o indígena es
literatura”.
Por otro lado,
el tercer volumen de la antología literaria plurilingüe “Words of the true
peoples” (Palabras de los seres verdaderos) editado por la Universidad de Texas,
propone mirar el mundo desde la literatura indígena. Sus autores, el
investigador estadounidense Donald Frischmann, y el escritor mexicano Carlos
Montemayor expresan que la cosmovisión de los pueblos indígenas americanos, por
medio de su literatura, ofrece un punto de vista distinto. El fin es generar un
diálogo intercultural para rescatar la armonía perdida entre el género humano y
su medio ambiente provocado por el modelo occidental de civilización.
La obra está
enfocada en la dramaturgia, sobre todo en el teatro comunitario popular, y
reseña la labor de 33 escritores en 13 lenguas mesoamericanas. El proyecto
surgió hace 10 años, cuando ambos especialistas se conocieron en un encuentro
de literatura indígena en Chiapas. A partir de algunos poemas que tradujeron al
inglés y al español, nació la idea de escribir un estudio más amplio sobre las
letras indígenas contemporáneas, que devino en una antología de tres tomos.
“El mensaje de
los pueblos originarios es tan profundo que nos remite incluso a la física
cuántica. Nos recuerda que todo está hecho de energía vibratoria. Esto
despierta interés porque el sistema occidental de pensamiento está en crisis,
se va agotando. Hemos perdido el equilibrio en nuestra relación con todo lo
demás que existe en el mundo”, sostuvo Fisherman en entrevista para el diario La Jornada de México.
Luego de
finalizar el tercer tomo de la antología, abordarán el trabajo de los
escritores emergentes en lenguas indígenas, los de generaciones más recientes
como Irma Pineda (zapoteca), Enriqueta Lunez (tzotzil), Mardonio Carballo
(nahua) y Wilder Naim Villegas (maya).
vromero@prensamercosur.com.ar
07|12|2007
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